lunes, 25 de febrero de 2013

Logocomix (Apostolos Doxiadis / Christos H. Papadimitriou)

Subtitulado Una búsqueda épica de la verdad

Este es uno de esos libros que nunca me plantearía leer pero, como ha caído en mis manos y me lo han recomendado...

No soy especialmente aficionada al cómic. Probablemente sea porque no lo he trabajado en condiciones, claro, porque soy consciente de que hay cosas muy buenas. A mí, sacándome de Mortadelo y Asterix... poco más (porque odio a Tintín, así que por ahí no he pasado).

Hace unos días, pasó mi hermano por casa con este libro. Tenía la sanísima intención de devolvérselo a nuestro primo que se lo había prestado, Por circunstancias, estando aquí, hablamos con el propietario del libro que hizo el comentario más peligroso que me puede hacer nadie: "Venga, prima, quédatelo, te lo lees y ya me lo devuelves después"... ¡Y me lo quedé para leerlo!

El libro está muy interesante, la verdad. En cuanto uno lo empieza se da cuenta de por qué les ha gustado tanto a ellos: mi primo es matemático y mi hermano, informático. El protagonista del libro, que narra la historia de su vida y de su obra es.... tachán tachán... ¡Bertrand Russell! IMPRESIONANTE.

Hace unas semanas que el Sr. Russell y yo nos habíamos reconciliado desde mi examen de selectividad y ahora me vuelvo a encontrar con él en un nuevo libro.

El tema es francamente atrayente y hace trabajar a las neuronas sin que uno se dé cuenta. Como son dibujillos (con todos los respetos) parece que no es tan duro valorar el tema de la lógica, las matemáticas, las posibilidades de demostración de todo o de poder basarse en axionas que no necesiten demostración de ningún tipo...

Pasa, además por toda la política de finales del siglo XIX - principios del XX, terminando con Russell explicando cómo enfocar la Segunda Guerra Mundial. Analiza las implicaciones de la política en el pensamiento y el razonamiento. Parece que no debería de ser así, pero esas cosas siempre influyen en el desarrollo del pensamiento, tanto filosófico como matemático, siempre que uno sea capaz de distinguir entre uno y otro, lo que a veces no es nada sencillo.

Reconozco que el libro me ha gustado y me ha impactado y ha hecho cambiar mi visión del cómic. Además, es curioso porque los autores forman parte del cómic y de cómo se va generando... ¡está muy bien!

Y ahora, para cerrar, voy a citar a las Furias  en la Orestiada, que es la escena final del libro, porque se me ha quedado grabado y me ha dado que pensar: "¡Que la disputa homicida nunca ruja en esta ciudad, ni la venganza aliente la guerra cruenta! ¡Que la tierra dé cosechas generosas y alegres! ¡Que la tierra reciente de frutos y los ciudadanos se regocijen y festejen bajo un sol brillante!... Sin olvidar rendir tributo a Hermes, dios de la suerte inesperada. ¡¡Alegraos, alegraos, ciudadanos felices, que amáis la sabiduría real!!"

jueves, 21 de febrero de 2013

La noche en que Frankenstein leyó el Quijote (Santiago Posteguillo)

¿A que le título promete? Pues, el libro, lo cumple. ¡Fantástico! Y tiene subtítulo La vida secreta de los libros (porque los libros tienen otras vidas)

Cuando vi el título en la revista del Círculo de Lectores... ¡me encantó! Y, después, al ver que el autor era Santiago Posteguillo, no me pude resistir. El año pasado leí su trilogía de Escipión y disfruté  más que un crío en una piscina de bolas.

El libro es una recopilación de 24 anécdotas literarias sorprendentes. Recrea momentos de la vida de algunoa utores muy conocidos que nos pueden abrir un poco los ojos a su proceso creativo. Y lo hace novelándolo: recrea diálogos, situaciones... muy, pero que muy bien escrito.

Se lee de maravilla. Pasa desde explicarnos quién inventó el orden alfábetico (muchas gracias a Zenodoto, por cierto), hasta plantear cuál puede ser el futuro del libro electrónico, recorriendo la vida y la creación de libros muy conocidos, como Frankenstein, El señor de los anillos, la saga de Harry Potter o las novelas de Shakespeare.

No sé si he comentado alguna vez que mi libro favorito es El conde de Montecristo., por diferentes razones que no vienen al casao. Y en este libro he descubierto, con gran dolor de mi corazón, que Dumas no era la persona que a mí me hubiera gustado que fuera y que tenía un "negro" que le hacía los deberes y al que despreciaba profundamente y utilizaba de mala manera.

También dedica un capítulo a El pricipito. Ahí tengo que discrepar un poco con el autor. Sí, es un libro que está bien, que se lee bien, que vale para todos los públicos... pero para mí que está súper valorado. Y, que conste que Antoine de Saint-Exupéry me cae bien: yo no sabía que era un piloto muy experimentado, ni que había muerto en la guerra... Hace unos años, en la feria del libro, pasábamos por una caseta y le comenté a mi marido que me parecía que El principito era el libro más sobrevalorado de la literatura universal. Mi intención era que el comentario fuera solo para nosotros, pero me escuchó la señora que estaba en la caseta y... ¡sorprendentemente, me dio la razón!

El libro tiene un capítulo estupendo sobre la literatura en Irlanda, sobre todo en Dublín. Ya he comentado más veces que tengo "corresponsal" en Dublín. Laura, te tengo que pasar el capítulo porque puede que con algunas de las cosas puedas presumir... ¡es fantástico!

No soy capaz de decir qué capítulo me ha gustado más: son todos estupendos, de verdad: Dostoievski, El lazarillo de Tormes, Jane Austen, Franz Kafka,... Y, como tanto los autores como los libros son muy conocidos y a todos les había leído, lo he disfruta enormemente.

Es un libro muy recomendable, pero mucho, que se lee en un ratito y que permite aprender muchísimas cosas.



lunes, 18 de febrero de 2013

Los desorientados (Amin Maalouf)

Otro de los libros que me trajeron los Reyes (¡hay que ver qué juego me dan a mí los Reyes Magos!).

Soy una auténtica fan de Amin Maalouf, esa es la verdad. Y, cuando vi que había sacado un libro nuevo, tuve que ir a por él de cabeza.

Y no me ha defraudado en absoluto. Cuando uno lee a Amin Maalouf debe saber a qué se enfrenta. Un hombre nacido en el Líbano, cristiano, emigrado a Francia... todo eso se trasluce, y mucho, en sus obras. Porque, claro, no es lo mismo estudiar una carrera en cualquier universidad en España, con todo lo que conlleva ser universitario, que estudiar en Líbano: esos estudiantes tenían mucho más que "comentar" que nosotros...

El libro es delicioso de leer, de verdad. Es de los que le gustan a mi marido: no pasa casi nada. Cuenta la historia de un grupo de amigos de juventud que se enfrentan a unas circunstancias que les pueden llevar a reunirse de nuevo después de casi 20 años. Va contando sus diferentes historias y está tan bien escrito que da pena cerrar el libro cuando llega el metro a la estación o cuando se cierran los ojos por la noche en la cama.

Me resulta curioso, además porque empieza la historia un 20 de abril. Bien, puede ser una fecha como otra cualquiera pero, curiosamente, también un 20 de abril de 1889 nació Hitler. Y también el 20 de abril de 1990 es el título de una canción de Celtas Cortos que, sin ser mis músicos favoritos, es una canción muy agradable. ¿Y qué más da que sea 20 de abril? Pues es que, para mí, el 20 de abril es un día importante: es el cumple de mi mami... Por eso me llama tanto la atención que sea una fecha que aparece en tantos sitios.

A lo largo de la historia se hace un canto a la amistad maravilloso. De momento, el autor dice que "Un amigo de juventud es como un hermano adoptivo. Puedes arrepentirte de haberlo adoptado pero ya no puedes desadoptarlo".

También presenta al protagonista, uno de los amigos, con una filosofía de vida curiosa. Con algunas cosas se puede estar de acuerdo, con otras no, pero no cabe duda de que desprende una serenidad que nos gustaría tener a todos. Algunas de sus reflexiones son muy interesanets: "Aunque haya que cumplir con las tareas penosas cuando se presentan, tampoco es cosa de salir corriendo a su encuentro. Así que haré lo que hacían antaño los romanos más prudentes: comtemporizar". Me encanta porque es una de mis frases recurrentes: hay que contemporizar...

Los personajes son estupendos. Eso sí, yo he tenido muchos amigos en la universidad y hemos sido mucho más aburridos. En este grupo cada uno vive en un extremo del mundo, profesa una religión diferente, unos son practicantes (alguno excesivamente ortodoxo) y otros solo saben que tienen una especie de fe, unos se han hecho muy ricos y otros desprecian la riqueza, algunos viven nadando en la política y otros la aborrecen y prefieren dedicarse al estudio... ¡Son un grupo genial!

No me alargo más. Es un libro francamente agradable de leer. Y, como siempre que puedo, quiero terminar con otra de las reflexiones de nuestro prota, nuestro profesor de historia: "Más vale equivocarse en la esperanza que acertar en la desesperación".

lunes, 11 de febrero de 2013

El abuelo que saltó por la ventana y se largó (Jonas Jonasson)

Ya he vuelto a leer algo que está de moda y que está leyendo medio mundo. Voy a tener que dejar de decir que va contra mis principios...

Pero lo cierto es que el libro está muy requetebién.

El protagonista principal, Allan Karlsson, el abuelillo es genial. Ya es importante decidir que te largas por la ventana cuando están a punto de hacerte una mega-fiesta de cumpleaños porque eres centenario. ¡Pero es que tiene una vida alucinante! En sus 100 años de vida le ha pasado de todo: ha estado en un psiquiátrico, ha conocido a la mayoría de los líderes políticos mundiales, ha viajado por todas partes, ha trabajado de espía,...

Y todo es un cúmulo de despropósitos. ¡Le pasa cada cosa! Y está todo muy bien hilvanado. Por muy esperpéntico que sea lo que pasa (que lo es casi todo), parece que tiene muchísimo sentido y que es la única manera que tiene la historia de continuar.

La verdad es que, si quisiera ser coherente, sensato y razonable, el autor nó podría haber diseñado los personajes que aparecen y las situaciones en las que se involucran.

Por otro lado, en clave de humor permanente, hay una crítica política importante (o yo lo he visto así). Ridiculiza casi todas las ideologías cuando describe a los líderes que las defienden a muerte y demuestra que los políticos pueden "entrar al trapo" de cualquier cosa cuando ven que pueden perder fuerza, poder, influencia o cualquier cosa que sea que tengan para mantenerse donde están.

Y también demuestra cómo se pueden tergiversar las cosas para que parezca que no han pasado de una forma concreta. Más nos vale a todos que nadie pretenda culparnos de nada, porque con la inestimable participación de los poderes fácticos iríamos a la cárcel a la primera de cambio. Sin querer desvelar lo que pasa en el libro (porque alguno lo leerá), parece mentira que la culpable de todo sea Kikki, la perra policía...

La filosofía del prota, por otra parte, es más que fantástica y tengo que dejar alguna de las perlas de su pensamiento:

"La venganza no es buena consejera. Es como la política: una cosa lleva a la otra y al final lo malo se convierte en peor y lo peor en nefasto."

"Si algo había aprendido era que los conflictos más importantes e irresolubles solían surgir de un 'tú eres idiota - no, tú sí que eres idiota - no, el idiota eres tú".

"Así funcionaban las cosas en la visa: lo correcto no era necesariamente lo correcto, sino lo que el que mandaba decía que era lo correcto."

"No pudo dejar de pensar en que la mayor parte de las veces es innecesario mostrarse arisco cuando, encima, se tiene la posibilidad de no serlo"

Es una lectura muy recomendable. No se puede uno borrar la sonrisa de la cara y, cuando parece que no puede pasar nada más raro... ¡ahí llega!

Además, hay que respetar a un hombre que se pasa más de 10 años de vacaciones permanentes, tumbado en la playa, levantándose solo para ir a dormir... ¡Eso es un hombre y lo demás, tonterías!

En fin, que como dice nusetro amigo Allan Karsson, "será como tiene que ser, porque es como suele ser. De hecho, casi siempre es así".